febrero
de 2021
La protección de los empleados es uno de los factores más importantes en cualquier entorno laboral. Y no solo porque la normativa obliga a tomar las medidas preventivas adecuadas en cuanto a prevención y seguridad laboral, con el consiguiente riesgo para el empresario de ser sancionado con penalizaciones, que pueden llegar a ser muy duras, en caso de incumplimiento. En realidad, hay mucha más en juego que una multa. Tomarse en serio la seguridad laboral evita enfermedades laborales, accidentes y, en ocasiones, hasta vidas humanas. Además, un contexto seguro contribuye a crear un clima laboral positivo que propicie el buen ambiente y el aumento de la productividad. En definitiva, con la seguridad laboral todos salimos ganando.
Dentro del amplio espectro de la prevención de riesgos, contar con una ropa laboral cómoda y segura es totalmente imprescindible. En este post, nos vamos a centrar en un aspecto concreto y especialmente de la indumentaria de trabajo: el calzado de seguridad.
De un modo genérico, el calzado de seguridad es un equipo de trabajo destinado a ofrecer protección para los pies durante la realización de una actividad laboral, o bien mientras el empleado (y a veces un visitante) se encuentre en un área de trabajo determinada, con un riesgo potencial.
En la práctica, las casuísticas y tipos de riesgos son muchos y las posibilidades de sufrir un accidente muy variadas. Por ese motivo, la normativa de seguridad en España determina una clasificación de los zapatos de seguridad en 8 tipos o categorías distintos, en función de su diseño, materiales usados en su fabricación y nivel de protección que ofrezcan.
Veamos ahora las principales características de cada categoría, de acuerdo con la siguiente clasificación cuyo funcionamiento es el siguiente: se comienza con un calzado de seguridad base (calzado SB) y de forma progresiva se van añadiendo más elementos de seguridad hasta llegar a la máxima protección en la última categoría (calzado S5).
El calzado de seguridad es un EPI o Equipo de Protección Individual y, por lo tanto, debe ser usado con el objetivo principal de ofrecer una protección individualizada al empleado cuando los medios de protección y procedimientos de organización más generales o colectivos del entorno de trabajo no sean suficientes.
En la clasificación anteriormente citada, ya hemos asociado los tipos de calzado a sectores laborales concretos, en función de sus características. De cualquier modo la elección adecuada para cada empleado solo es posible si previamente se realiza una evaluación de riesgos de cada puesto de trabajo en concreto.
El análisis de riesgos no puede realizarse de un modo general, basándonos en criterios preestablecidos, sino que debe ser realizado por un profesional especializado en riesgos laborales, tras una análisis e inspección in situ del puesto y tomando como base datos concretos y lo más cuantitativos posible.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que la seguridad no está reñida con la comodidad en el calzado y la ropa de trabajo en general de los empleados. Es más, ambas características pueden (y deben complementarse). Un empleado que trabaja cómodo y puede realizar sus funciones con soltura, tiene menos posibilidades de sufrir un accidente o percance. En Motiva CEE, tenemos la experiencia y conocimientos necesarios para diseñar ropa de trabajo que combine comodidad, diseño y seguridad.